El Río Interior del Espíritu

Shanti Ragyi entrevistada por Coqui Santalíz
El Nuevo Día - 3 de diciembre de 2007

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Por nuestro país se cuelan seres con capacidad de renacimiento. Chispean su luz en la negatividad. Entre tantas opiniones. Qué suerte. Son duendes. A algunos se les conoce; a otros, no. Shanti Ragyi se pasea entre ellos. Toca y transforma. Es una monja yoguini o un monje-monja. Nada de monjas tradicionales cuando tienes a cinco nietos y la poesía en el alma. 

Los hitos de su vida -que ella llama piedras de toque o golpes de suerte- comenzaron hace casi sesenta años cuando escogió nacer en Santurce de padres humildes y sencillos. Doña Rosa Ramos y don Héctor Barreto. Y si ahora luce el moño que añoraba, fue porque de sus padres aprendió que aquélla que desee un moño lindo tiene que aguantar jalones. Y también eso de que no hay victoria sin dolor. 

Nació escribiendo poesía, cuentos; le gustaba actuar, bailar, y obtenía las mejores calificaciones en español y religión en los diferentes colegios católicos y evangélicos donde estudió. Hizo el bachillerato en Estudios Hispánicos en la Universidad de Puerto Rico y una maestría en Literatura y Medios en la Universidad de Buffalo, siempre animada por una poderosa expresión de vida, que a sus 20 años poseía tintes dramáticos que la llevaron a darse unos cuantos golpes hasta tocar su noche oscura. Hay quien se avergüenza de su noche oscura y hay quien la enaltece.

Cuenta que se sentía desolada, de salto en salto. Metida hasta el ñame en los procesos culturales, publicó una revista de narrativa puertorriqueña, “Penélope o el mundo nuevo”; representó a Puerto Rico en congresos de literatura hispanoamericana en Chile y Nueva York y trabajó para el Instituto de Cultura, dándole su ímpetu a la sección Serie Literatura Hoy y cuyos libros adaptaba al teatro y a la televisión. Asimismo, publicó su primer poemario, “Busco un arma de emergencia”.

''Los grandes conflictos del mundo se resolverían si todos los líderes mundiales decidieran meditar, sentir el amor en sus corazones y reconocer el poder en sus manos para crear y construir en vez de destruir'' 

Mas aquélla, que no era la Shanti, sino la Zoraida Barreto, pizpireta y aventurera, se sentía vacía. No fue hasta que otra poeta, Etnairis Rivera -que regresaba del Perú-, le mostró la meditación, cuando finalmente tocó fondo y rebotó. Se aplicó a la meditación con un fervor sólo explicable por la intensidad de una vocación en ciernes. “Los grandes conflictos del mundo se resolverían si todos los líderes mundiales decidieran meditar, sentir el amor en sus corazones y reconocer el poder en sus manos para crear y construir en vez de destruir”.

Ya en la meditación, aceleró vertiginosamente la carrera hacia su destino. De maestro en maestro no hubo vuelta atrás. No hubo más dudas. En el 1976 realiza estudios de yoga integral con el maestro Sir Renaud de la Ferriere en la Gran Fraternidad Universal. Se mete de lleno en el yoga y en el vegetarianismo. El siguiente año ya andaba por Nueva York realizando más estudios de yoga con el maestro Sw. Satchidananda y en Connecticut en el Ashram Yogaville del maestro. Y llega a sus conclusiones.

“En mi creencia de unidad, absorbo cuanto de ser hay. Un testimonio de la observación interior. El amor nace, crece, se desarrolla y se transforma. Igualmente nos hace renacer, crecer, desarrollarnos y transformarnos. Quien le tema a la transformación le teme al amor”.

El yoga le cambiaría la vida para que ella, a su vez, por 30 años, cambiara a miles de personas. Comenzó en una época cuando esa palabra sonaba a cosa rara. Y la masificó. Pero a ella esa palabra se le metió por dentro, al punto que cuando miramos su imagen física no pensamos que camina, sino que en una asana (postura), anda con la cabeza por el piso, como una muñeca flaca con otra cosa por cuerpo. “La ciencia de yoga nos enseña que la tensión mental crea los problemas en nuestras vidas. La relajación nos ayuda a ver soluciones creativas donde antes veíamos a un problema. Mi práctica ha madurado con el tiempo. Ha sido un proceso lento, orgánico, pausado. Veo el beneficio en mí después de 30 años, reflejando en mi interior. Mientras aguardaba su florecer, mi conciencia buscaba a la luz; mi corazón, la paz; mi mente, el conocimiento que libera y mi cuerpo, la grata experiencia de disfrutar el estar conscientemente alerta, viva. Ahora veo pasar la vida con todos sus acontecimientos como quien ve correr las aguas de un río”. Y por esa conciencia transformadora se levanta para ganarle al sol, a las 4:30, y se acuesta generalmente a las 8:30 p.m. Cada día encuentra su origen. En esa mañana lleva a cabo varias meditaciones y técnicas de luz y de sonido. Practica su yoga. Escribe el diario creativo del amanecer. Se da un buen baño de asiento.

Prepara su té de hierbas, su juego de alimentos vivos y su sopa energética, la cual va saboreando durante el día, preparada con arroz integral, algas marinas, lentejas, calabaza, broccoli. Y entonces, respira nuevamente, abre la puerta del día, se peina su moñito, peina también su sonrisa y su sentido del humor, sus profundos ojos negros y ya está lista para los trajines y la vida.

Por su maestro, Osho Rajsneesh, llegó hasta Puna en la India y recibió la iniciación Sannyasin con el nombre de Shanti Ragyi (Reina de Paz). Se hizo cargo del Centro Bhagwatam, un proyecto modelo autosolvente que educaba a la comunidad en técnicas de relajación y meditación, tanto de base oriental como occidental. 

También de Osho, editó, tradujo y publicó “El libro Naranja”. Así se fue haciendo experta en el manejo de terapias alternas de salud al natural y pasa toda la década del ochenta ofreciendo clases de vegetarianismo, iridiología, cocina natural, terapias de purificación, técnicas de relajación y masaje unificador, dentro de un modelo que creó de “Autosananción para todos”. Durante diez años tuvo un programa de radio dirigido a la soledad de la calle, el cual llegaba a cárceles, a deambulantes y solitarios a quienes les pedía que agarraran cualquier radio de transistores y escucharan lo que ella tenía que decirles. 

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Ha corrido el camino junto a su único hijo, Swami Prem Yakeen, además de padre prolífico, que obviamente es su mejor obra. Con él funda “Forever Young”, centro de relajación para la salud total. Crea también la OM Shanti Ragyi International Yoga Foundation, para educar en las artes místicas. Fundación que la lleva a la Escuela de Artes Místicas y a publicar el libro “Mujeres celebran bajo la luna”, un calendario de mandalas (círculos con figuras geométricas que favorecen la meditación) para colorear. 

Organiza los Círculos de Paz en la Niñez y la Juventud y, desde el 1998, coordina y ofrece lo talleres de “Yoga en Cristo”, en el templo Unity de Santurce, institución para la cual elaboró un estudio integrador entre el yoga, como disciplina científica y unificadora, y los principios del movimiento Unity. Un trabajo que ha resultado en una magnífica aportación para eliminar adicciones y fortalecer el espíritu. La palabra “espiritual” atemoriza a la gente ¿Por qué? “Porque la relacionan con miedo, con culpa, con pecado. Por eso la fusión de ‘Yoga en Cristo’. Escribí dicho libro para ayudar en la conciencia espiritual. Si la gente deja el miedo a las religiones y logra entender que la espiritualidad no está reñida con nada, que para ser espiritual, no tienes que cambiar tu forma de ser”.

¿Y cómo puede el país, en estos momentos tan agitados, elevarse hacia su espiritualidad? “Estando conscientes de nuestros actos y, todo el tiempo, decidir escoger la paz. Lo cual implica que veamos cada problema y cada situación de vida como un ejercicio para ejercitar la conciencia. Decir: ante este problema escojo ver su lado positivo y crecer. La alegría siempre es una decisión. Entonces, la vida nos llevará a la felicidad, no importa dónde estemos, si es un caos, un dolor o una fiesta”. 

¿Y Puerto Rico? “A mi país lo veo con esperanza. Hay que recuperar lo posible, hay que recuperar el poder interior. Somos una joya en medio de un océano, de un planeta. Me siento tan agradecida de vivir acá. En nuestra isla triunfa lo espiritual por encima de la oscuridad. Si esto fuera más oscuro que lo espiritual, no estaría aquí. Pero veo cómo las personas cambian. Son miles los que ahora meditan y practican yoga. Lo que pasa es que sólo se habla de lo malo. Y se repite y se repite. Pero éste es un país bien espiritual y lleno de luz. Depende de nosotros el crear, enderezar, tener paz”. 

Ésa es su visión y ésa, su convicción.

Shanti Ragyi es la fundadora de la Escuela de Artes Místicas y de Om Shanti Ragyi International Yoga Foundation, dedica su vida al bienestar de los demás, mediante las técnicas de relajación y bienestar que ella misma practica.

Yakeen Carrion1 Comment